Despedida de alumnos de 2º de Bachillerato. Curso 2011‑2012. 31 de mayo de 2012.Estamos celebrando este acto… y también, por si no te habías dado cuenta, estamos dando fin a tu presencia en el Juan de Juni. Lo que te queda ahora son continuas despedidas: las de los objetos cotidianos –tu mesa, tu silla, la pizarra- que te acompañaron este tiempo, las de las personas que caminaron contigo un trecho de tu vida, las de aquellos a los que jamás imaginaste que perderías. Es la última vez que entras en las aulas, la última que pasas por jefatura o la ciento diez, la última que vas a secretaría o a la fotocopiadora, la última que te sientas con… ¿hace falta que diga su nombre? Tú ya lo sabes. Pero quizás no quieres pensar en ello. Han sido unos cuantos años ¿verdad? A lo mejor, mira por dónde, te vas dando cuenta ahora de que el tiempo también es relativo. Y no porque te lo haya dicho D. Alberto (Einstein, no Fontanillo), sino porque en tu mente está comenzando a anidar la idea de que todas las obras humanas terminan. También las tuyas. Y así será siempre, aunque no quieras. Vita brevis, que decía el viejo Hipócrates. Te voy a decir una cosa… no te estás equivocando. Ésa, la idea del final, es una de las verdades de la vida. Todo se acaba. Pero encerrada en esa verdad está nuestra revancha: la memoria viva de tus ojos, de tus palabras, de tu presencia. La certeza de que no somos una niebla que se desvanece. El convencimiento de que el verdadero recuerdo es luminoso como una mañana de primavera. Y, si no es verdadero, merece el olvido. Y allí, en mi recuerdo, estarás tú. Siempre. Cuando menos lo espere aparecerás al volver la vista atrás. Sin pedirme permiso me sorprenderás a la vuelta del tiempo. Estarás ahí, al abrir un libro, al oír cómo resuenan mis pasos en los pasillos vacíos, al escuchar el silencio en las aulas que ya no ocuparás nunca. Y, cuando mire mi vida, allí te veré. Y ese recuerdo me hará saberme vivo. No lo olvides. No me olvides. Tu memoria hará que yo viva en ti, y seremos ambos eslabones de una cadena eterna. La de la vida.
Vale. |